Día 24/10/2011 - 18.58h
Ante
la catástrofe causada por la excesiva desregulación de los mercados
financieros y la imposibilidad de resolverla a nivel nacional, el Vaticano renovó
esta mañana la propuesta de «Autoridad política mundial» formulada por
Benedicto XVI en su encíclica «Caritas in Veritate» del 2009, pero
añadiendo un
ambicioso proyecto constituyente para llegar a crear un gobierno
mundial tomando como punto de referencia el sistema de Naciones Unidas.
El documento de 16 páginas presentado este lunes por el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson ofrece un diagnóstico económico e ideológico muy claro sobre las causas de la crisis financiera y llega a una conclusión evidente: el
problema sólo puede ser resuelto a nivel global, por lo que es
imprescindible comenzar a construir una «Autoridad política mundial».
Sus propuestas se dirigen de modo inmediato al G20 de jefes de Estado y
de Gobierno en Cannes el 3 y 4 de noviembre, pero van mucho más allá:
quiere abrir un debate en todos los países, en las instituciones
internacionales y en las universidades.
Este
debate social resulta más importante cuando los líderes políticos de
los principales países occidentales están debilitados, precisamente por
la tímida gestión de una crisis que sigue
agravándose a ojos vistas en su dimensión y sus consecuencias
sobre las personas. Según el economista Leonardo Bechetti, que participó
en la presentación del documento: «ante la debilidad de la banca, salieron al rescate los gobiernos que, al hacerlo, se han debilitado. Es como una transfusión sanguínea en la que el donante termina peor que el enfermo inicial». Y a expensas del dinero público.
«la Iglesia descubrió la justicia social y los fallos del capitalismo mucho antes que los “indignados”»
El
documento afirma decididamente que «no hay que tener miedo a proponer
cosas nuevas, incluso aunque puedan desestabilizar equilibrios de
fuerzas preexistentes que dominan a los más débiles». En tono de broma,
el cardenal Turkson comentó que «la Iglesia descubrió la justicia social
y los fallos del capitalismo liberal mucho antes que los “indignados”.
Por otra parte, discrepamos en cuanto a los métodos».
Estado, útil pero ineficaz
Aunque el Vaticano no quiere presentar un proyecto demasiado elaborado, sino abrir un debate,
su documento propone mantener los mercados financieros libres pero
disciplinados por un cuadro jurídico en el que incluye cuatro elementos:
crear
una «Banca Central Mundial», establecer un Impuesto sobre las
transacciones financieras (Tobin tax), crear un Fondo mundial de
recapitalización bancaria, y separar claramente las reglas de banca
comercial y de banca de inversiones.
El
documento propone superar el cuadro internacional «westfaliano»
(surgido de la Paz de Westfalia en 1648) que dio lugar a los estados
nacionales. El estado nacional sigue siendo un instrumento muy útil,
pero es ineficaz frente a problemas globales, como se vio con la
contaminación atmosférica hasta que surgieron los acuerdos de Kioto. Por
otra parte, la creación de una sociedad civil global permite abordar ya
la creación de un gobierno mundial, que no debe entenderse como enemigo
de la democracia sino como garante de los derechos de todos en áreas
que desbordan la capacidad de control de los estados nacionales.
El cardenal Turkson reconoció que la
actividad de algunos grupos de estados como los que se reúnen a título
de G8 o de G20 puede resultar beneficiosa a corto plazo, pero deja siempre atrás a los países más débiles y resulta en todo caso limitada.
El
documento no lleva la firma ni el aval del Papa, por eso está abierto
totalmente al debate, pero responde a indicaciones de Benedicto XVI a lo
largo de los últimos anos, especialmente en su discurso a las Naciones
Unidas de 2008 y la encíclica «Caritas in Veritate» del 2009.
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