Bagdad ha estipulado un plazo de cuatro semanas para que EE.UU. retire sus tropas de Irak, después de que estas abandonaron Siria en dirección al suelo iraquí.
Estas tropas “están en tránsito” en Irak y después se dirigirán a Kuwait, Catar o a EE.UU. “dentro de un plazo no mayor a cuatro semanas”, así ha indicado el ministro de Defensa iraquí, Nayah al-Shamari, tras una reunión mantenida con el secretario estadounidense de Defensa (el Pentágono), Mark Esper.
Esper, que ha llegado este miércoles a Bagdad (la capital iraquí) para abordar la reciente retirada de las fuerzas estadounidenses de Siria y su transferencia a Irak, ha dicho previamente en el día que Washington no tiene planes de dejar esas tropas en este país “de forma interminable”.
Por su parte, el primer ministro de Irak, Adel Abdul-Mahdi, ha asegurado en un comunicado que su país “no dio permiso” para que los soldados estadounidenses permanezcan en territorio iraquí, destacando que “cualquier presencia de tropas extranjeras debe contar con el permiso del Gobierno de Bagdad”.
De este modo, el premier iraquí ha destacado que su Gobierno está actualmente “tomando todas las medidas legales” contra la presencia “no autorizada” de EE.UU. en su país, pidiendo también a la comunidad internacional y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que “desempeñen sus papeles en este asunto”.
Estas tropas “están en tránsito” en Irak y después se dirigirán a Kuwait, Catar o a EE.UU. “dentro de un plazo no mayor a cuatro semanas”, ha indicado el ministro de Defensa iraquí, Nayah al-Shamari, sobre las fuerzas estadounidenses retirados de Siria.
La visita de Esper a Bagdad llega un día después de que el Comando de Operaciones Conjuntas de Irak denunciara en un comunicado que las fuerzas estadounidenses que cruzan a Irak como parte de su operación de retirada de Siria no tienen permiso para permanecer de forma permanente en el territorio iraquí.
La citada declaración fue una reacción contra las declaraciones de Esper, quien indicó previamente que sus soldados en retirada del noreste de Siria serán reubicados en el oeste de Irak para ayudar a participar en las operaciones contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ordenó el pasado 7 de octubre la retirada de 1000 soldados estadounidenses del norte de Siria, dando la espalda a las milicias kurdas, sus hasta ahora “socios estratégicos” en Siria, lo que propició una operación militar de Turquía en el país árabe.
Después de que el Gobierno de Bagdad se alzara con la victoria frente a los terroristas de Daesh en diciembre de 2017, las autoridades estadounidenses prometieron “reducir gradualmente” su presencia en territorio iraquí; no obstante, en agosto de 2018 Washington aseguró que el contingente norteamericano —estimado en 5200 efectivos— permanecerá en Irak “el tiempo que sea necesario”.
La presencia de tropas estadounidenses en Irak ha suscitado críticas y condenas de parte de diversos grupos políticos, que acusan a Washington de crear grupos insurgentes y extremistas, y de sumir al país en el caos tras la invasión de 2003.
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