Oriente Medio parece estar al borde de una guerra sectaria generalizada que enfrenta varios países de la región y cuyos grupos extremistas «se han consolidado entre ellos a través de las fronteras» con insurgentes islamistas que están secuestrando, torturando y matando a civiles a su antojo, dijeron investigadores de derechos humanos de la ONU en un informe publicado ayer.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se mostró alarmado por la multiplicación de crisis cada vez más violentas en el mundo, como la que sacude Irak por el avance de fuerzas yihadistas.
En rueda de prensa, Ban opinó que las crisis recientes tienen como elemento común el haber surgido o haberse reforzado por la incapacidad de los gobernantes y líderes políticos de escuchar las demandas y aspiraciones de sus pueblos.
Legitimidad
«Desde la Primavera Árabe pedí a los líderes que escucharan atenta y cuidadosamente las voces de la gente, pero cuando (los gobernantes) son elegidos toman por sentada su legitimidad», lamentó. Esto, consideró, es una gran error si no se escucha a toda la población, más allá de la etnia o religión a la que pertenezcan.
A juicio del secretario general, la inestabilidad política es el terreno más fecundo para que la prédica extremista y el terrorismo se infiltren en las sociedades. Ban se mostró especialmente preocupado por la situación en Irak, donde fuerzas yihadistas ganan territorio, y consideró que hay «un riesgo real» de «una mayor violencia sectaria a escala masiva dentro del país y más allá de sus fronteras».
Urgió a los líderes iraquíes -políticos, religiosos y comunitarios- a unirse para prevenir actos de represalia tras las denuncias de ejecuciones sumarias de cientos de personas, como soldados capturados, reclutas e imanes, por parte del grupo extremista Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) en los últimos cinco días.
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