viernes, 17 de octubre de 2014

Los métodos mafiosos del Estado Islámico de Irak y Siria


El grupo terrorista Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) combate en muchos frentes: lucha con extrema dureza contra los gobiernos de esos dos países por alcanzar su objetivo de establecer un amplio califato sunita entre el Mediterráneo y el Golfo Pérsico. Pero también contra los musulmanes chiitas y los supuestos colaboradores sunitas.

Los extremistas sunitas del ISIS ejecutan soldados y decapitan a ciudadanos en plazas públicas, luchando con brutalidad por lograr su califato islámico en Cercano Oriente.

El ISIS está en avance imparable en Irak: ha conquistado Mosul, la segunda ciudad del país, en una operación relámpago, y ha conseguido poner en jaque a otras muchas ciudades en su camino hacia la capital Bagdad.

Se hizo con el control del puesto fronterizo de Al Qaim, un lugar estratégico en la frontera con Siria, y avanzaban a otro de estos puestos, el de Al Walid.

En Siria, donde el ISIS participa en la guerra civil, controla amplias partes del norte y este del país.

En los dos países, los jihadistas actúan sin embargo de forma diferente: mientras en Siria dirigen sus atrocidades sobre todo contra los ciudadanos -Amnistía Internacional ha informado de ejecuciones y flagelaciones incluso de niños- en Irak intentan atraerse el apoyo de la población.

Y es que para avanzar en el país, los extremistas necesitan el apoyo del pueblo. Según Yezid Sayigh, politólogo del Centro Carnegie Middle East de Beirut, la toma de Mosul sólo fue posible porque la población local espera más de los combatientes que del gobierno chiita de Bagdad.

Y el experto está además convencido de que sin aliados sunitas en el país, el ISIS nunca habría podido lograr un avance tan rápido. Los jihadistas reciben apoyo sobre todo de la milicia Nakshbandi, integrada por seguidores del partido Baath y antiguos simpatizantes y miembros del sistema de

Saddam Hussein.

En Irak los extremistas del ISIS son conocidos desde hace tiempo. Ya en 2003, durante la invasión estadounidense al país, fueron fundados con el nombre de "Tauhid wa Jihad" (Unidad y guerra santa), aunque otros simplemente lo conocían como Al Qaeda en Irak, por su cercanía a esa red terrorista.

Los extremistas perpetraban entonces atentados contra los soldados estadounidenses y también contra chiitas. Tras las conquistas realizadas en la guerra civil siria, sobre todo en la región en torno a Deir al Zur y Raqqa, en el este, y partes de la provincia de Alepo en el norte, se hicieron fuertes y pudieron establecer una base de operaciones para sus ataques en Irak.

Los jihadistas expresan ya su objetivo con su nombre: Estado Islámico de Irak y Siria, aunque en el nombre en árabe, a Siria se refieren con el concepto "Sham" (el sol), como sinónimo de la costa oriental del Mediterráneo, que excedería el actual territorio sirio. ISIS quiere establecer un califato que englobe no sólo Siria o Irak, sino también Líbano, Israel y Jordania.

Los expertos creen que el grupo cuenta con unos diez mil combatientes.
Al principio lo financiaban desde Arabia Saudita y Qatar, pero ahora la organización se ha hecho con una fuente propia de ingresos gracias a sus métodos mafiosos: roban petróleo sirio de las refinerías conquistadas en Irak y, según el diario "The New York Times", se lo venden incluso otra vez al régimen de Bashar al Assad.

A la población, el ISIS la extorsiona con el "impuesto de la jihad", que es lo que ha financiado ahora la ofensiva en Irak.

Además, las divisas iraquíes fluyen para la lucha en Siria: el ISIS ha robado sistemas armamentísticos de alto valor al Ejército iraquí y también ha saqueado mucho dinero. Sólo del banco central de Mosul, se hizo con casi 318 millones de euros, lo que ha convertido a la milicia, tras ese golpe, el grupo terrorista más rico del mundo. (DPA)

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