La Reserva Federal anunció varias subidas de tipos, algo que complicará el pago de las deudas.
Cada cierto tiempo, en Wall Street se produce lo que en inglés se conoce como un washout (lavado): un fuerte cambio en el mercado que ciertos sectores de inversores no consiguen superar. Actualmente, la bolsa estadounidense está al borde de tal evento por lo que, si estás deseando ver cómo algunos pierden millones, descuida. Lo verás.
¿Por qué ahora? Tras más de una década manteniendo prácticamente a cero los tipos de interés, la Reserva Federal se muestra bastante segura acerca de subirlos varias veces para combatir la inflación. En el mundo de las finanzas, estas subidas son como jugar con la gravedad de la Tierra. Los activos que antes resultaban atractivos (empresas que empleaban capital a bajo coste para crecer de forma rápida sin obtener beneficios) dejarán de serlo. Esto quiere decir que parte de los inversores que apostaron por ese tipo de compañías saldrán perdiendo, algunos incluso sin posibilidad de recuperarse. Estamos antes el inicio de un ciclo bajista. Y según han afirmado algunos de los agentes del mercado de la élite de Wall Street, está claro que esta caída no durará unos meses. Será un proceso de un año, quizás más.
"Los que hayan apostado demasiado, se desangrarán sin remedio", comenta un inversor.
Se acabó la temporada de la estupidez
Antes de la pandemia, el problema más apremiante para los bancos centrales de todo el mundo era la irregular recuperación de la crisis financiera. El crecimiento estaba siendo lento y la inflación se encontraba muy por debajo de su objetivo, lo que llevó a la Reserva Federal y a otros agentes a mantener bajos los tipos de interés para alentar a los bancos a otorgar préstamos y estimular la economía. Unas de las consecuencias de esta decisión fue que cualquier proyecto mediocre era susceptible de obtener financiación. Esto, combinado con una aplicación más bien laxa de la ley corporativa en EEUU, dio como resultado un ambiente en el que los inversores estaban deseosos de comprar.
Y todo esto fue antes de que millones de personas aburridas por el confinamiento se lanzaran a invertir a través de aplicaciones como Robinhood. Debido a esto, las empresas (especialmente del sector tecnológico), vieron como sus valoraciones subían hasta límites insospechados. Los vendedores en corto sufrieron las consecuencias, algunos llegando a quebrar como Melvin Capital.
"Alcanzamos un pico de estupidez que superaba todas las expectativas", sentencia un inversor.
Se trata sin duda del tipo de burbuja que los expertos deberían detectar. Está claro que en Wall Street puedes ganar mucho dinero si te unes a la fiesta, o puedes quedarte sentado mirando. Lo que no puedes hacer es actuar como si la fiesta no acabara nunca.
Nunca hay que doparse ante la llegada de una ola de liquidez
La pandemia dio a los bancos centrales un problema económico distinto sobre el que preocuparse: la inflación, como resultado de los cuellos de botella en la producción, la falta de trabajadores y el auge de las compras online. El objetivo de la Reserva Federal es mantener la inflación en torno al 2%, y en los años posteriores a la crisis financiera, no lograron alcanzar ese punto de referencia. Ahora, debido a la pandemia, la inflación está por encima del 7% en EEUU, y por encima del 6,5% en España.
Las estrategias de la Fed para combatir la inflación son insuficientes. Las subidas de tipo harán que la deuda sea más cara y los inversores ya comienzan a observar más de cerca cómo las empresas generan efectivo contante y sonante, no en 10 años, sino en los próximos trimestres. Es el momento de que las compañías pongan sus finanzas en orden, porque el cambio está llegando muy rápidamente.
Llegados a este punto, todas esas acciones de memes, las SPAC, etc. deben demostrar que su negocio actual es rentable y esas altísimas valoraciones están justificadas, o desaparecerán en este ciclo bajista.
Por ejemplo, piensa en esas recientes empresas tan atractivas que cotizan en bolsa. En los últimos años han vivido un periodo de fusiones y adquisiciones sin precedentes mientras se apresuraban para salir a bolsa ante todos esos inversores ansiosos por comprar. No obstante, el vendedor en corto predijo que esa horda de OPV tendría un "rendimiento dramáticamente inferior" al mercado. Compañías como Coinbase (casi un 25 % hasta la fecha), Robinhood (-35 %), Beyond Meat (-19 %) y DoorDash (-32 %) cuyas acciones se calentaron al salir al mercado, pero ahora se enfrentan a la realidad. Incluso Tesla ha bajado casi un 30% este año.
Por otro lado, la baja supervisión y la avalancha histórica de empresas que han cotizado en bolsa a través del proceso SPAC en los últimos 3 años son todo un hervidero de compañías de baja calidad o que, directamente, han estafado a los inversores.
Obviamente, hay mucho dinero tras la subida de este tipo de acciones más allá de los traders de Reddit. Y cuando más crecía la burbuja, más se convencían todos del valor de estos activos.
"Lo que estamos viendo aquí es una eliminación de liquidez", opina un administrador de hedge funds de Pensilvania. "La volatilidad seguirá existiendo hasta que todos estos agentes salgan del negocio". Para este inversor, y para muchos en Wall Street que se han aferrado a los balances positivos durante esta burbuja, hay una sensación de disgusto por lo que les sucederá a quienes han ayudado a inflarla.
Otros operadores como Cathie Wood, quizás la más optimista de quienes apuestan por la tecnología moonshot, descubrirán dentro de poco que a casi nadie le interesa una acción que pueda cuadruplicarse en 5 años si hasta entonces no puede demostrar cómo piensa generar efectivo. El Wood's Ark Innovation ETF generó una gran rentabilidad en 2020 hasta su punto máximo a principios de febrero de 2021 (sí, durante toda la locura de las acciones de memes). Sin embargo, desde entonces el ETF de Woods ha caído en picado, perdiendo aproximadamente la mitad de su valor desde su pico hasta su mínimo actual.
Parece que no serán solo unos pocos operadores los que se verán arrastrados por este derrumbe del marcado estadounidense.
"Hay un montón de Cathie Woods por ahí que no son conocidos porque no salen todos los días en televisión", comenta un inversor.
En otras palabras, tenemos un largo camino por recorrer, aunque la situación no es la de la crisis de 2008. Esta vez el problema es el mercado y sus valoraciones poco realistas. Wall Street se ha dopado con la ola de liquidez, y el momento de la caída ha llegado.
No vendrá ningún caballero al rescate
Durante mucho tiempo, los agentes del mercado han creído que Jerome Powell no intervendría en caso de una fuerte caída de la bolsa. Pero esta creencia se vio desmentida cuando la Fed acudió al rescate ante la venta masiva de acciones a finales de 2018 y principios de 2019.
Mucha gente relacionada con los hedge funds no cree que Powell tenga el estómago suficiente para subir los tipos hasta el punto de controlar la inflación. En una nota de enero a los clientes, Mark Spiegel, el fundador de Stanphyl Capital, decía que la subida de tipos puede llevar a recortes presupuestarios del gobierno a medida que la deuda federal sea más difícil de pagar. Por eso, reflexionaba, la Reserva Federal no subirá los tipos tanto como para mantener a raya la inflación, dado que una acción así podría llevar a graves recortes. "Powell no tiene las agallas para eso, ni nadie más en Washington", escribía.
Tal vez sea así, pero lo cierto es que Joe Biden enfatiza en sus discursos la independencia de la Reserva Federal y expresa su confianza en el liderazgo de Powell, al contrario de su predecesor. Políticamente, el enfoque de Biden no está tan centrado en Wall Street. En una encuesta reciente de Gallup, 4 de cada 5 encuestados indicaban que esperaban que la inflación creciera en los próximos meses; en otro, la mitad de los encuestados opinaba que el aumento de los precios había causado dificultades a sus familias.
Todo esto nos indica que nadie piensa tomar acciones para rescatar el mercado. No habrá más cheques para estimular la economía, ni más opciones de venta de la Fed y, en base a la incapacidad de los demócratas para aprobar el plan Build Back Better de Biden, parece que tampoco habrá más inyecciones de efectivo importantes por parte del gobierno federal. La buena noticia es que (dejando de lado la inflación), la economía real es fuerte, en EEUU los sueldos están subiendo, el desempleo está bajando y el fin de la pandemia debería ayudar a reactivar la cadena de suministros. Finalmente, Wall Street se recuperará.
Subir los tipos después de más de una década ya supone un cambio del escenario económico. La bolsa, tal y como la hemos conocido hasta ahora, de momento no va a volver. Este ciclo puede durar un año o 2 fácilmente. Después todo cambiará pero, hasta entonces, abre el paraguas y prepárate para el chaparrón.
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