Alemania quiere entregar el sistema antiaéreo más moderno que tiene a Ucrania: el misil guiado IRIS-T, anunció el canciller Olaf Scholz, en un enconado debate parlamentario. ¿Cuáles son los peligros?
IRIS-T es el nombre del misil de defensa antiérea de la empresa de armamentos Diehl, que Alemania quiere suministrar a Ucrania.
El IRIS-T está equipado con un cabezal buscador de infrarrojos, utiliza procesamiento de señales digitales y busca su objetivo de forma independiente. Eso permitirá a Ucrania "proteger una ciudad entera de los ataques aéreos rusos", dijo el canciller Olaf Scholz en un debate general del Bundestag, en que el Gobierno y la oposición se batieron a duelo.
Además, Ucrania recibirá un radar de seguimiento para detectar obuses, morteros y cohetes de artillería enemigos. Con este anuncio, el canciller Olaf Scholz se defendió, en la Cámara Baja del Parlamento alemán, de la acusación de no haber implementado la decisión del Parlamento alemán de poner armas pesadas a disposición de Ucrania.
Duelo entre Scholz y Merz en el Bundestag
El canciller se mostró enfurecido, una apariencia que rara vez ofrece el socialdemócrata Olaf Scholz, generalmente controlado, fresco, con pocas expresiones faciales y gestos. Pero esa fue la reacción que le provocaron los ataques del líder de la opositora bancada cristianodemócrata, Friedrich Merz.
El presupuesto federal está a debate en el pleno parlamentario esta semana. Se trata de lo que el Gobierno puede gastar, y se procesan también los presupuestos de cada uno de los ministerios, así como el de la Cancillería.
Friedrich Merz le reprochó a Olaf Scholz todo lo que se le ha reprochado internacionalmente durante semanas; especialmente, su actitud vacilante para implementar las entregas de armas a Ucrania, decididas por el Bundestag el 28 de abril: "Más de un mes después de esta resolución conjunta, las armas prometidas no han sido entregadas. ¡Más de un mes!".
El Gobierno lleva, así, cada vez más retraso en el "histórico giro" anunciado por Scholz el 27 de febrero, criticó Merz: "Todo lo que usted anunció en ese momento se está condensando y evaporando", dijo. En la UE, "ahora solo hay resentimiento, decepción por el papel de Alemania y molestia con usted y su Gobierno", agregó.
Presión del líder de la oposición
Scholz solo dijo que Rusia no debe ganar la guerra y que Ucrania debe sobrevivir, continuó Merz. Pero, ¿por qué no dijo que Ucrania tenía que ganar la guerra y Rusia tenía que, al menos, retirarse hasta por detrás de la línea de contacto anterior al 24 de febrero?, presionó Merz.
El canciller habla por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, pero no tiene cita para una reunión con el presidente del Parlamento ucraniano, que viene a Berlín esta semana, dijo también Merz, indignado, y cuestionó: "¿Hay una doble agenda?".
Scholz, vehemente como nunca antes
Las acusaciones del líder opositor enfurecieron al canciller a tal punto, que apartó la carpeta azul oscuro que contenía su discurso escrito; algo extremadamente inusual para este político socialdemócrata de 63 años, a quien le gusta leer sus intervenciones más largas.
El canciller alemán se defendió con vehemencia. "Usted está hablando por hablar", estalló. Y enumeró lo que Alemania había entregado hasta ahora y lo que entregará en el futuro a Ucrania: entre otras cosas, bazucas, misiles antiaéreos, munición para más de 15 millones de disparos, 100.000 granadas de mano, más de 5.000 minas antitanque, extenso material explosivo, ametralladoras y decenas de camiones cargados con otros bienes relevantes, como drones de defensa.
Soldados ucranianos, pronto "completamente entrenados"
Alemania no tiene que avergonzarse, aseguró Scholz: ¿Qué son los tanques blindados "Marder" y los obuses sino armas pesadas? El Gobierno alemán tomó y está cumpliendo con una "valiente decisión", al romper con la tradición de no entregar armas en zonas de guerra, insistió.
Para los 50 tanques antiaéreos del tipo "Gepard", habría munición suficiente para 1.200 operaciones de combate. Con el "Marder" se acordó un trueque con terceros. Y ya hay también un acuerdo de trueque de armamento necesario para Ucrania, con Grecia.
Además, en las próximas semanas, Alemania entregará, junto con Holanda, doce obuses para tanques, modernas piezas de artillería con un alcance de 40 kilómetros. El entrenamiento de los soldados ucranianos para usar estas armas se completará en unos días, en Alemania.
El Kremlin advierte a la OTAN
Scholz también anunció en el Bundestag que Alemania apoyaría la planificada entrega de múltiples lanzacohetes de Estados Unidos a Ucrania. Sin embargo, enfatizó que él, como el presidente estadounidense, Joe Biden, cree que Ucrania no debe atacar territorio ruso con las armas recibidas, bajo ninguna circunstancia.
Un punto que perfila el dilema en el que se encuentran atascados todos los Estados que apoyan militarmente a Ucrania. Como un mantra, el canciller alemán enfatiza repetidamente que bajo ninguna circunstancia la OTAN debe involucrarse en la guerra. Pero esa podría ser la consecuencia si las armas de la OTAN fueran disparadas contra Rusia. El Kremlin ha advertido repetidamente que las armas pesadas son vistas como una amenaza directa.
"Acción concertada" contra las subidas de precios
La guerra en Ucrania dominó el discurso del canciller alemán en este debate parlamentario, no solo en términos de política exterior sino también interna. Los precios de la energía y las materias primas están aumentando, y Scholz advirtió de una "permanente evolución, conn tasas de inflación demasiado altas".
El Gobierno alemán ha decidido aligerar la carga: de junio a agosto se puede viajar en autobús y tren por nueve euros al mes, y hay descuentos en las gasolineras.
Esto, obviamente, no será suficiente, coinciden todos. Así que Olaf Scholz anunció una "acción concertada" contra los aumentos de precios y recordó el año 1967, cuando el entonces ministro de Economía, Karl Schiller, reunió a representantes del Gobierno, el Bundesbank, asociaciones empresariales y sindicatos para coordinar una situación comparable.
En Alemania, los interlocutores sociales y el Estado tienen "una larga tradición de trabajar en estrecha colaboración por el bien común en este tipo de situaciones", recordó el canciller. Al mismo tiempo, matizó, hay que saber que semejante proceso de coordinación no se extenderá eternamente. Y tampoco habrá negociaciones salariales en él.
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