“Avanzando en la ofensiva en un frente amplio, las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia llegaron a la línea de Novodonétskoye, Novomárievskoe, Egórovka (sureste). El avance cubrió un área de 11 kilómetros”, ha anunciado este viernes el portavoz del Ministerio de Defensa ruso, Ígor Konashénkov, mientras ha agregado que las fuerzas de la República Popular de Donetsk también han avanzado ocho kilómetros.
El funcionario ruso ha destacado que, durante la operación militar en Ucrania, iniciada desde el 24 de febrero, el Ejército ruso ha desmantelado 3346 instalaciones militares en Ucrania, ha destruido 121 vehículos aéreos no tripulados, 1067 tanques y otros vehículos blindados de combate.
Asimismo, ha puesto de énfasis en que el “régimen” de Ucrania se considera como una amenaza por los eventuales ataques que podrían lanzar los terroristas contra los aviones civiles. Es más, ha recordado el peligro que representan los cientos de mercenarios y “neonazis” que los países europeos están enviando para contener a Rusia.
Destacando que los militares rusos han retirado “un gran número de sistemas portátiles” de diferentes tipos de Ucrania, ha dejado claro que Rusia seguirá eliminando dichos sistemas con la intención de que no caigan en manos de los terroristas.
En este marco, ha revelado que el pasado 10 de marzo, el Ejército ruso logró incautar en la región de Jersón (sur) misiles Igla abandonados en sus cajas, junto con otras armas y municiones, por las fuerzas ucranianas.
Las declaraciones del funcionario ruso salen a la luz, mientras que en la misma jornada fuentes rusas informaron que sus fuerzas se dirigen hacia la capital ucraniana, publicando imágenes de sus avances hacia Kiev.
A su vez, una autoridad del Pentágono, en declaraciones ofrecidas a los periodistas, afirmó que los militares rusos continúan avanzando desde el noreste hacia la capital a lo largo de dos líneas paralelas.
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