Las autoridades chinas, iraníes y rusas, en sus recientes declaraciones, han señalado que la actual crisis de salud pública que ha provocado el virus podría venir de armas biológicas fabricadas por EEUU.
El Líder de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, ordenó el jueves a las Fuerzas Armadas del país que llevaran a cabo “ejercicios de defensa biológica” ante la hipótesis de que la pandemia del COVID-19 sea, en realidad, una guerra biológica.
Esta hipótesis no es exclusiva de Irán, se está planteando a nivel internacional. Los defensores de esta teoría apuntan a la presencia de tropas estadounidenses en la ciudad china de Wuhan unas semanas antes del brote: un hecho que Pekín ha confirmado oficialmente.
El portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Zhao Lijian, en su cuenta de Twitter, dijo que el Ejército de EE.UU podría haber llevado el coronavirus a Wuhan, la ciudad más afectada por el brote.
Escribió este tuit después de que el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (C-D-C, por sus siglas en inglés) de EEUU, Robert Redfield, admitiera el miércoles en la Cámara de Representantes que algunos estadounidenses, que aparentemente murieron de gripe, dieron positivo de COVID-19 en un diagnóstico póstumo.
Las autoridades rusas también dan como buena esta teoría. El líder del Partido Liberal Demócrata ruso (L-D-P-R, por sus siglas en inglés), Vladimir Zhirinovski, ha subrayado que EE.UU. cuenta con varios laboratorios secretos cerca de China y Rusia y que, desde hace 20 años, tratan de crear una arma biológica contra los rusos, pero no ha tenido éxito y, por eso, lo ha hecho contra los chinos.
El nuevo virus ya cuenta con más de 145000 contagiados en más de un centenar de países del mundo, la inmensa mayoría (cerca de 81000) en China —epicentro de la epidemia—, donde se han registrado 3189 muertes por esta causa. La cifra global de decesos supera los 5400.
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