Enojado por los constantes ataques a las fuerzas iraquíes, Bagdad asegura que demandará a EE.UU. ante las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad.
Un portavoz del Ministerio iraquí de Asuntos Exteriores ha indicado este viernes que su país llevará el caso ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, según recoge la agencia británica de noticias Reuters.
La demanda, de acuerdo con la fuente consultada, se enfocará en los ataques de madrugada lanzados contra objetivos pertenecientes al Ejército, la Policía Federal y las Unidades de Movilización Popular en varias ciudades, dejando seis muertos, entre ellos 3 soldados, dos policías y un civil, además de 12 heridos.
“Pronto enviaremos cartas por separado a la ONU y al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para demandar a EE.UU. por los ataques de hoy”, ha indicado el diplomático iraquí, que fue citado en anonimato.
Más temprano, en la misma jornada, la Cancillería iraquí citó a los embajadores de EE.UU. y el Reino Unido para protestar por la “agresión estadounidense” contra objetivos militares iraquíes.
Los bombardeos estadounidenses, que se produjeron un día después de otros ataques aéreos contra viarias posiciones de las Unidades de Movilización Popular cerca de la frontera con Siria, han sido, según Washington, en represalia por un ataque con cohetes el miércoles contra la base militar Al-Tayi, con tropas de la llamada coalición anti-Estado islámico liderada por EEUU, cerca de Bagdad, la capital iraquí.
Aunque ningún grupo ha reclamado la autoría del ataque contra fuerzas extranjeras, el presidente de EEUU, Donald Trump, acusa, sin presentar evidencias, a grupos afiliados con Irán de estar detrás de dicho asalto.
En respuesta, Irán le ha aconsejado al mandatario estadounidenses de revisar la presencia y el comportamiento de sus tropas en la región de Asia Occidental en lugar de lanzar acusaciones infundadas contra otros países.
Las fuerzas populares, que oficialmente forman parte de las Fuerzas Armadas de Irak, son, de hecho, una piedra en el zapato de los estadounidenses, dado que neutralizan los complots de Washington en su país, rico en reservas petrolíferas, como permitir las actividades del grupo extremista Estado islámico (Daesh, en árabe) en Irak para luego justificar su presencia en forma de una coalición para luchar contra los extremistas takfiríes.
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